Nuestro cuerpo posee una gran cantidad de terminaciones nerviosas. Las terminaciones nerviosas son las responsables de llevar la información sobre cualquier estímulo externo a nuestro cerebro. La intensidad del dolor y el placer depende de la cantidad de terminaciones nerviosas presentes en una zona en concreto.
De la misma manera que ciertas partes del cuerpo nos pueden causar dolor, también nos pueden aportar un inmenso placer. Sin embargo, hay ciertas zonas cuyas terminaciones nerviosas se pueden aprovechar para excitar a la otra persona durante los juegos previos al acto sexual.
Todas las personas son únicas y cada uno tiene diferentes peculiaridades en cuanto a las zonas erógenas se refiere. Alcanzar la excitación es una parte fundamental para iniciar el acto sexual. La única forma de descubrir las partes erógenas de cada uno es ir experimentando con tu pareja y poco a poco descubrir las partes más sensibles de cada uno.
Una de las partes más sensibles del cuerpo humano son los labios, incluso tienen más terminaciones nerviosas que las yemas de los dedos. De hecho, es una parte muy suave del cuerpo humano, que también sirve para estimular las zonas erógenas de la otra persona.
Según la zona y la presión de la caricia, estimular esta zona puede provocar cosquillas, a pesar de ello, es una zona que es muy excitante y que se puede explorar con la pareja. Ya sea utilizando los labios, los dedos, las uñas u otras partes del cuerpo, es una zona sensible capaz de despertar el fuego entre los dos.
Normalmente los pezones masculinos son ignorados porque se les da más importancia a los pezones femeninos durante los juegos preliminares. La experimentación con los pezones masculinos puede llevar a una excitación mucho más intensa por parte de él.
El pene suele robar el protagonismo de toda el área genital, pero esta región del cuerpo tiene muchas más zonas sensibles que también pueden excitarte. Acariciar el interior de los muslos puede resultar muy útil para retrasar un orgasmo, ya que de esta manera se sigue excitando a la otra persona prolongando la sensación de bienestar.
Las mujeres no son las únicas a las que les gusta que les aprieten el trasero, así que es una buena zona para experimentar. Los glúteos también están llenos de terminaciones nerviosas, pero no es tan sensible al contacto como otras zonas erógenas.
Es cierto que esta idea no es de las más atractivas para muchos hombres, pero una vez que estés abierto a la idea, la estimulación del punto G puede ser una experiencia de placer intenso que podría cambiar la manera de percibir los orgasmos.
El perineo se encuentra entre el escroto y el ano y es una parte diminuta que puede ser extremadamente sensible gracias a las terminaciones nerviosas y los músculos del suelo pélvico. Una buena ocasión para experimentar con esta zona, sería durante el sexo oral.
Los testículos son una de las zonas más sensibles del cuerpo masculino, ya que puede provocar tanto dolor como placer. Es un área que se debería tratar con mucho cuidado, pero puede aportar mucha fogosidad al momento.
Y, por último, pero no menos importante, el pene es la zona más erógena de todo el cuerpo masculino. El glande tiene alrededor de 4000 terminaciones nerviosas que, a pesar de no poderse comparar a un clítoris femenino, sigue siendo una zona muy erógena.