El masaje es un método de relajación que se ha utilizado por milenios en distintas civilizaciones, desarrollándose entre diferentes técnicas, algunas tienen fines terapéuticos. La duración promedio de un masaje está entre los cinco minutos y las dos horas y pueden resultar beneficiosos para mejorar los siguientes problemas:
La ansiedad representa una distorsión involuntaria de los pensamientos que mantienen al individuo en estado de amenaza, generando tensión física que puede ser mejorada con masajes de relajación.
El masaje es efectivo para mejorar los síntomas del cáncer, como dolores físicos, fatiga, inflamación, entre otras.
Un masaje puede bajar los niveles de estrés ocasionados por el exceso de trabajo, problemas económicos, relaciones sentimentales, tensiones familiares, desorden y confusión, liberando endorfinas como consecuencia de la relajación.
Un buen masaje a la hora de dormir ayuda a relajar los músculos y eliminar las tensiones físicas promoviendo el descanso de las personas que sufren de insomnio u otros trastornos del sueño y garantizar una buena noche para mejorar el estado de ánimo.
Las personas que padecen problemas del corazón pueden mejorar su estado de ánimo y el ritmo cardiaco mediante masajes que estimulen la relajación, bajando el riesgo de ataques cardiacos.
Los problemas relacionados con el dolor crónico pueden disminuir con sesiones constantes de masajes, en la medicina, son recomendados para bajar la sensación de dolor ocasionada por quistes, tumores, operaciones o accidentes, aplicados en modo de terapia física.
Durante los masajes la circulación de la sangre mejora, evitando así complicaciones con el sistema nervioso.
Los masajes también tienen fines estéticos, se dice que estos mejoran la apariencia de la piel, ayudan al crecimiento del cabello (masajes capilares), y aceleran el proceso de pérdida de grasa, elimina la celulitis, el envejecimiento y hasta problemas menores como el acné.